Por: Yojana Hoyos.
Los
aplausos no cuestan nada y sirven para reconocer el esfuerzo de cualquier
persona.

Es el acto más hipócrita disfrazado de
amor y agradecimiento, cuando la realidad es totalmente diferente.
Después de los aplausos de los colombianos,
médicos y enfermeras han denunciado en los últimos días distintas formas de
rechazo social.
Recuerdo que una enfermera le contó a un medio
de comunicación, que ella se quitaba el uniforme en el hospital antes de salir
a la calle para lograr tomar el transporte sin ser rechazada,
“un
galeno sin uniforme es como un padre sin sotana”.
Sin
espada, sin capa y hasta sin ganas de seguir sirviendo el Estado colombiano está
dejando a estos profesionales, el servir a los demás debe ser algo voluntario,
del alma, mas no una obligación.
El Gobierno Nacional mediante el decreto
538 obliga al personal médico a estar totalmente disponible para enfrentar al
coronavirus.
Obliga
a los estudiantes de pregrado y posgrado de áreas clínicas que estén cursando
el último semestre de sus respectivos programas académicos, a que se gradúen de
forma anticipada con el objetivo de obtener más personal clínico de apoyo para
atender la pandemia.
Todo en exceso es malo y tener tanto personal
médico sin los implementos de bioseguridad y los equipos clínicos
correspondientes para atender esta crisis de salubridad, es como tener y no
tener.
Los aplausos no tienen súper poderes ni el
conocimiento o las capacidades de salvar vidas.
Dejemos la falsa cara de solidaridad
cuando hemos estado deshumanizando a los galenos. El miedo nos
tiene tan dominados que nos hemos olvidado de valorar la esencia y el servir de
millones de médicos que están desprotegidos y aun así siguen luchando por la vida.

A nivel mundial han muerto más de 150
trabajadores de la salud, ¿Seguiremos ayudando a que la muerte acabe con estos
héroes de carne y hueso?, ¿Seguiremos aplaudiendo su labor? O ¿Será que contribuiremos a cuidarlos?
Si bien es cierto que los aplausos nos
emocionan algunas veces, hoy propongo una nueva forma de agradecimiento, una
forma diferente en los tiempos del coronavirus.
Dejemos de lado los aplausos, quedándonos
en casa es como darles un abrazo a los profesionales de la salud, dándole amor
a los nuestros es como un te amo para ellos y ver que en el país baja la tasa
de contagios y muertes, sin duda es el mejor reconocimiento que podemos hacer.
Por último, piense que aquel personal
sanitario es un ser humano, su esencia y motivo de vida es servir sin recibir
nada a cambio, pero por lo menos debemos darle un trato digno y dejar de ser
una sociedad tan egoísta, tan egocéntrica y dejar de lado la discriminación.
Soy muy consciente que pocos tendrán en
cuenta lo que mencioné anteriormente, con esto termino de confirmar que realmente
nosotros somos el virus y seguimos matándonos mutuamente por la falta de amor y
otredad.