Continua el martirio de los profesores caucanos al requerir atención de Cosmitet

 


 


Uno de los casos más recientes es el de la profesora María*, quien, para salvar su vida tuvo que pagar un especialista particular porque el servicio se lo negó la empresa cuya tarea es garantizarle el derecho a la salud.

 

“Es desesperante, da tristeza saber que uno está enfermo y que para poder lograr una cita con un especialista debe hacer muchas diligencias, es triste porque hay personas que tienen dinero y tienen la posibilidad de pagar un especialista que los atienda el mismo día, pero con nuestra EPS (Cosmitet Ltda.) pasa todo lo contrario, pasan hasta 15 días y uno tiene que esperar” expresa María*, una profesora de 35 años de edad, que labora en un establecimiento educativo de Páez, Belalcázar, oriente del departamento del Cauca.

 

Su drama empezó hace un poco más de un mes cuando un fuerte dolor abdominal sorpresivamente redujo el entusiasmo y la alegría con la que desempeña su labor desde hace una década y la cual le permite sostener a su pequeño hijo de 5 años y a su señora madre de 63.

 


Buscando conocer qué le sucedía acudió al médico en Popayán, sin embargo, el asunto no pintó bien. Mientras la dolencia física no se iba, aparecía otra sensación, la de la frustración de escuchar un “no” al llamado para obtener una revisión y un diagnóstico. “Me han cerrado las puertas diciéndome que yo no puedo tener atención con medicina general en Popayán porque mi punto de atención es donde laboro. Me hacen ir a Belalcázar por una cita con medicina general sabiendo que ellos tienen aquí los médicos”.

 

Tras llenarse de paciencia y resistencia al fuerte dolor abdominal, el 26 de diciembre acudió a la Clínica Santa Gracia, norte de la capital caucana, donde, según narra, le dijeron que lo que padecía estaba relacionado “con cuestiones de ovarios poliquísticos y me dijeron que tenía que iniciar control con ginecología”.  

 

Triste y desanimada retornó a su casa esa misma noche y el dolor volvió mucho más fuerte. “Regresé a la clínica y les solicité que por favor me hicieran un examen donde ellos me dijeran que tengo porque yo sentía que el primer diagnóstico que me habían dado no era”, agrega María*, y para su sorpresa, lo que ella pensó resultó siendo cierto.

 

“Efectivamente la doctora que me atendió ese día me ordenó una ecografía renal y ahí se dio cuenta que yo tenía cálculos en los riñones y tenía un cálculo de nueve milímetros qué estaba obstaculizando el uréter derecho”.

 


Tras ser intervenida quirúrgicamente el pasado 3 de enero en el citado centro médico a María* le colocaron un dispositivo tipo catéter que debían retirarlo el día 18 del mismo mes. Con ese objetivo se le asignó una cita con el médico que la intervino, pero la atención, manifiesta la paciente, no fue la mejor.

“Él no me hizo una atención como esperaba. Le dije -doctor vengo para el retiro del catéter, usted me operó a mi-. De una cogió mi carpeta, se paró y me dijo -sí, yo recuerdo- y le dijo a la señorita de la recepción que me dejara a mi para la próxima semana. Entonces me dio mucha rabia porque en ese momento yo tenía una hematuria (presencia de sangre en la orina) y una infección, y él no me preguntó cómo me encontraba, cómo me sentía, no tuvo tiempo para atenderme”.

 

A la fecha en que María* concedió está entrevista (28 de enero) y tras buscar y pagar por su propia cuenta la atención de un urólogo particular, esperaba en una habitación del Hospital Universitario San José de Popayán un turno para ser intervenida; cirugía que se logró realizar exitosamente el pasado 30 de enero. En este momento se encuentra en recuperación.

 

Ante esa situación, a la que a diario se ven enfrentados cientos de docentes afiliados a la Asociación de Institutores y Trabajadores de la Educación del Cauca (Asoinca) en las zonas urbanas y rurales de este departamento, María* enfatiza que urge una transformación que permita que los servicios de salud sean prestados con calidad, respetando la dignidad y la vida de quienes los requieren.

 

“Todos esos dineros que entran, que nosotros pagamos para que tengamos una atención en salud deben ser administrados por una persona que agilice los procesos, que contrate con clínicas que tengan especialistas, que la atención sea más humana”, concluye.

 

Con María*, son más de diez mil los docentes adscritos a Asoinca cuya atención en servicios de salud depende de la empresa Cosmitet Ltda.

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